Las más respetadas autoridades del país en materia de economía, como lo son los miembros de la Academia de Ciencias Económicas, acaban de emitir un magistral documento donde analizan los hechos que llevaron a la actual situación de crisis y precisan, cuáles son las urgentes medidas que deben ser adoptadas para producir un cambio fundamental en la conducción de los asuntos económicos y así poder superar la grave situación actual.
Por Aída Gutiérrez H. (@guti21)
La Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) se pronuncia, analiza y fija posición ante la grave situación económica que enfrenta Venezuela, la cual considera al borde de la hiperinflación y advierte que el acelerado empobrecimiento de los venezolanos requiere respuesta inmediata.
En principio, analiza la situación actual: “La población venezolana viene padeciendo un acelerado deterioro en sus condiciones de vida desde hace tres años. La tasa de inflación, actualmente la más alta del mundo, se une al desabastecimiento, la desmejora de los servicios públicos, la mengua de los salarios, la grave situación de inseguridad y la penuria en que se encuentran los servicios de salud, para empobrecer a las mayorías, no obstante los cuantiosos ingresos captados por el país bajo la presidencia de Hugo Chávez y de su sucesor, Nicolás Maduro”.
La raíz del mal
Advierte la ANCE, que si bien este empobrecimiento se ha agravado por la caída en los precios de exportación del petróleo, sus causas anteceden a esta situación.
Encuentra sus raíces, en el proyecto económico implantado por ambos gobiernos, que ha despilfarrado los enormes recursos percibidos, destruido la capacidad productiva doméstica, alimentado la inflación, y aumentado la dependencia del ingreso petrolero y de proveedores foráneos.
El documento muestra “un cálculo somero de los recursos manejados por el régimen bolivariano entre 1999, su primer año de gobierno, y 2014, da una cifra superior a 1,3 billones dólares (1.300.000.000.000 de dólares) entre ingresos al Gobierno Central, incremento de la deuda pública y gasto social (parafiscal) de PDVSA.”
Explica que el objetivo económico principal, ha sido el de centralizar en manos de la Presidencia de la República estos cuantiosos recursos, para su aplicación discrecional con fines políticos. Para ello se desmanteló el marco institucional del Estado de Derecho que regulaba la Hacienda Pública, así como las relaciones entre el Estado y el sector privado, al acceder Chávez al gobierno.
En el ámbito de lo macroeconómico, los proventos de la venta de petróleo en los mercados mundiales pasaron a disposición directa del Ejecutivo para su reparto directo a través de “misiones”, se eliminó en la práctica el control legislativo sobre el gasto público, se estableció un control cambiario que pretende ocultar la devaluación sostenida del bolívar y que reservó el usufructo de las divisas al arbitrio del Ejecutivo, y se acabó con la autonomía del Banco Central de Venezuela.
En el plano microeconómico, señala el escrito de la ANCE, se socavaron los derechos de propiedad y las garantías procesales y para la solución de controversias, se sometió la economía a una serie de regulaciones y controles, y se congeló el mercado laboral, tanto en lo que respecta a su movilidad, como en relación con la contratación colectiva.
Por otro lado, refiere que a partir del 31 de diciembre de 2010, la liquidez monetaria se ha multiplicado 10 veces, un 97% de incremento sólo en lo que va de 2015, sin que se haya aumentado el crédito bancario a la inversión reproductiva.
“Una tercera parte de la liquidez se origina en el financiamiento del BCV al flujo de caja de PDVSA, hecho posible por La reforma de la Ley del Instituto Emisor de 2010”.
Explica que el régimen de control cambiario implantado desde comienzos de 2003, en vez de impedir la fuga de capitales, fortalecer la moneda y defender las reservas internacionales, se ha traducido en una salida de más de $180 millardos de dólares, por las cuentas financiera y de errores y omisiones (hasta finales de 2014) , una caída de las reservas a los niveles precarios de ese año, y una cotización del dólar en la frontera que ha llegado a ser 130 veces superior a la tasa oficial de Bs. 6,30.
Y como el otorgamiento de divisas a este último precio está fuertemente racionado y sujeto al arbitrio discrecional de los funcionarios que deciden al respecto, su cotización en el mercado paralelo se ha convertido en referente para la fijación de precios domésticos, impulsando aun más la inflación. Todo lo anterior ha socavado la confianza en el bolívar, que ha dejado de operar como depositario de valor y unidad de cuenta, colocando a Venezuela al borde de la hiperinflación.
En lo interno, bajo el pregón de construir un “socialismo del siglo XXI”, se arrinconó a la economía privada, expropiando empresas productivas del campo y la ciudad –a veces sin compensación-, y estableciendo un draconiano control de precios que impide cubrir adecuadamente los costos de producir y comercializar bienes y servicios.
En consecuencia, la productividad laboral ha descendido en más de 12% desde 2008, con su inevitable efecto sobre la remuneración real de los asalariados.
Las largas colas de venezolanos observadas por doquier buscando alimentos, medicamentos y otros productos incrementan la tragedia representada por un alza desmedida de precios, que podría superar este año el 180%.
Considera la ANCE que el problema no se corrige con medidas represivas ni cierres de fronteras. “Tampoco puede aceptarse la actitud del BCV y de otros organismos, de ocultar la información sobre el acontecer económico, violando los artículos 311 y 319 de la Constitución, como si con ello la grave situación no existiese”.
Recomendaciones
La ANCE precisa que es imperativa la liberación de las fuerzas productivas para aliviar la escasez, generar fuentes de ingreso adicionales y proveer empleo productivo y bien remunerado.
“Venezuela tiene los recursos con los cuales superar la presente situación. Corresponde al Ejecutivo instrumentar un ajuste que restablezca los equilibrios macroeconómicos requeridos para unificar el tipo de cambio en torno a sus valores de equilibrio, abatir la estanflación, generar expectativas favorables a la inversión y establecer condiciones financieras que promuevan el ingreso de los capitales necesarios para que estos cambios tengan viabilidad.”
Este esfuerzo requiere el restablecimiento pleno de los derechos de propiedad y el levantamiento del aparato punitivo de controles y regulaciones que está asfixiando a la economía.
Un programa bien diseñado de apoyo a los sectores más vulnerables podrá reducir el impacto adverso de estas medidas de saneamiento en el corto plazo, mientras se generen los empleos productivos bien remunerados que sustenten mejoras en el bienestar de los venezolanos.
La Academia hace un llamado a las autoridades nacionales para que le hablen con claridad al país, asumiendo las responsabilidades del caso, sin rehuir la tarea de labrar los consensos que viabilicen los ajustes al menor costo posible.
La ANCE también exhorta a los partidos políticos, al sector empresarial, las universidades, los trabajadores y al público consumidor, a concertar los esfuerzos necesarios para producir un cambio fundamental en la conducción de los asuntos económicos y así poder superar la grave situación en que nos encontramos.
Enfatiza el documento: “Ya basta de buscar “culpables” al deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos como excusa para no enmendar sus propios errores de política. El país no toleraría que no se asuman claramente las grandes responsabilidades que el momento exige.”
Expresan los académicos que “el grave empobrecimiento de los venezolanos causado por la inflación desbordada requiere respuesta inmediata. La Academia Nacional de Ciencias Económicas asume la suya, poniendo sus capacidades de análisis y de divulgación como contribución a este esfuerzo”. (@guti21)1)
Fuente: Revista Zeta Nº2022 – 16-10-15
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