En Venezuela, Leopoldo López, Daniel Ceballos y 106 huelguistas de hambre más, pasaron por esa experiencia. Cómo funcionó su organismo y cómo deben rehabilitarse después de esa dura experiencia, son las preguntas planteadas al internista José Manuel Guillén y el endocrino Alfonso Rivero.
Por AÍDA GUTIÉRREZ H. (@guti21)
“Luego de 20 días de ayuno, disminuyen las defensas de la persona y aumenta el riesgo de todo tipo de infecciones. No sólo se debilita por completo las funciones de sus órganos, sino que será largo y complicado el proceso de recuperación. Tiene una alta posibilidad de presentar, a mediano plazo, enfermedades renales, cardíacas o cerebrales”, advierte el internista José Manuel Guillén, quien asegura que una huelga de hambre provoca en una persona sana desequilibrios que afectan progresivamente varias áreas de su organismo.
De acuerdo al especialista, desde el punto de vista médico, una huelga de hambre sin ingerir líquidos, puede eliminar la actividad total de un organismo humano en un tiempo comprendido entre quince días y un mes, según las reservas energéticas de que disponga cada persona.
-Si en una la huelga de hambre se ingiere agua, el organismo puede aguantar un poco más -unas cuantas semanas – antes de un desenlace fatal. Y si se le suministran alimentos por procedimientos médicos, normalmente paraenterales (sondas, inyecciones), el organismo puede vivir unos dos meses más. El agua, durante una huelga de hambre, evita que la muerte se produzca por deshidratación al ser necesaria hasta para las funciones respiratorias.
Un paciente en prolongado ayuno sufrirá mareos, debilidad muscular y problemas estomacales. “Llegará un momento en que la persona no sentirá hambre. Los riñones tendrán problemas para filtrar si no se recibe una hidratación adecuada. Esto se combina con la posibilidad de padecer infecciones urinarias”, -añade.
Los días crueles de la huelga de hambre
Guillén, analiza día por día lo que podría suceder en el organismo cuando es sometido a una huelga de hambre:
-En el primer día de ayuno se consumen las reservas de glucosa almacenadas en el hígado y en los músculos. En el segundo día, la glucemia disminuye para comenzar a utilizar las grasas, ácidos grasos y los cuerpos cetónicos. El glucógeno muscular puede proporcionar energía para unas 12 horas más, aproximadamente.
-Durante el tercer día, cuando ya no quedan reservas de glucosa, se produce un complejo proceso metabólico que transforma grasa corporal en glucosa. Esto genera los primeros daños al organismo. Esa transformación genera muchos desechos, que el organismo no drena bien, por la condición a la que es sometido, y esto causa los primeros daños en riñones, siendo uno de los primeros órganos que se deterioran gravemente.
-A los 5 días de una huelga de hambre, comienza a afectarse los riñones e hígado. A partir de la primera semana comienza la degradación del sistema circulatorio.
–Luego de 7 días de ayuno, la acidosis (descenso del ph de la sangre) afecta a la función del corazón empeorando la circulación. Debido a esta dificultad, el cerebro empieza a tener fallos por la falta de riego y pierde funciones. Al séptimo día, hay afectación importante de órganos, formando parte de un proceso de deterioro progresivo.
En esta etapa, indica Guillén, ocurre el proceso químico más dañino que genera consecuencias cerebrales, además es causa de mal aliento y fuerte olor en la orina. Este proceso se denomina acidosis metabólica (baja el ph de la sangre).
–A los 14 días de huelga de hambre, los cuerpos cetónicos, que son productos de la degradación de las grasas, pueden ser también utilizados para la formación de energía, llegando a aportar dos terceras partes de la energía total que necesita el cerebro.
-A partir de los 20 días –continúa el internista- el cerebro empieza a perder parte de sus funciones vitales. Como este órgano no puede funcionar si no es con una aportación de glúcidos, y aunque al cabo de los primeros ocho días existe ya una adaptación del cerebro que reduce el consumo de proteínas, para utilizar en su lugar las sustancias que fabrica el hígado a partir de las grasas, la pérdida de sus funciones vitales se hace presente a partir de la tercera semana. Empiezan a aparecer los mareos, pérdidas de memoria y de visión y fuertes sensaciones de vértigo.
–A los 30 días, la desnutrición afecta a todos los sistemas del organismo y comienza a experimentarse un cansancio crónico, que hasta podría impedir al huelguista hablar normalmente.
–A partir de los 40 ó 50 días, el deterioro se hace ya notable por el desgaste físico, produciendo inmovilidad y llegando a producir pérdidas de consciencia por la falta de energía. La muerte por inanición se puede llegar a producir por falta de riego al cerebro o por un fallo cardiaco.
Después de la huelga
Por su parte, el endocrino Alfonso Rivero, advierte que los cambios no cesan con la parada de la huelga ni las consecuencias se resuelven con comer mucho justo después. “No son pocos quienes han fallecido, a pesar de haber suspendido la huelga, días o meses después”, -alerta.
Desde el punto de vista estrictamente fisiológico, el ayuno produce cambios profundos en las funciones del ser humano. Y éstas comienzan apenas a las horas después de iniciado el ayuno. Y sólo se revierten en un tiempo variable, después de suspendida la huelga y dependiendo de la severidad y lo prolongado del lapso de la huelga. En algunos casos puede haber daños irreversibles, pero aunque eso no suceda puede tomar mucho tiempo recuperar la salud del huelguista totalmente.
Indica Rivero que la mayoría de los huelguistas han sido recuperados desde un punto de vista clínico. “Si la huelga de hambre prolongada no daña gravemente a alguno de los órganos vitales (cerebro, corazón, hígado) la recuperación total es posible. Durante los primeros días es muy lenta y la alimentación debe ser en pocas cantidades, pequeñas porciones de 6 a 7 veces diarias. Al principio se recomienda ingerir una dieta líquida, poco a poco introducir alimentos solidos. Debe ser una dieta balanceada con carbohidratos, proteínas y grasas. También es importante hacer ejercicios, dependiendo de las condiciones del paciente, para flexibilizar los ligamentos atrofiados. Al cabo de unos meses el funcionamiento del organismo puede llegar a ser normal, con sólo trastornos, crónicos o no, en el aparato digestivo”.
Los datos
Señala Rivero que ningún ser humano ha llegado más allá de 95 días de huelga de hambre continua. El promedio mundial de quienes han hecho huelga de hambre, se encuentra entre 55 y 72 días.
Es importante mencionar la variedad extrema de la huelga de hambre que se llama “huelga de agua”, cuando el huelguista se niega a tomar cualquier tipo de líquido. Esta es una medida radical suicida, por lo que esta condición marca lapsos mucho menores. De acuerdo a los especialistas, ninguna persona puede vivir más de 3 a 5 días sin ingerir líquidos, cuando los requerimiento de agua están en el orden de 600 a 1.200 cc diarios.
Recordemos, que en febrero del 2010, el disidente cubano Orlando Zapata Tamayo falleció luego de 83 días en huelga de hambre, la cual se inició por las precarias condiciones que estaba recluido desde 2003.
En 2010, el venezolano Franklin Brito falleció luego de 6 huelgas de hambre que realizó de forma intermitente. Durante sus últimos días fue trasladado al Hospital Militar de Caracas y tratado en contra de su voluntad. (@guti21)
FUENTE: Revista Zeta Nº2006 – 26-06-15
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